Hacinamiento y COVID-19 en prisin habanera Combinado del Este

LA HABANA, Cuba.- Desde la prisin habanera Combinado del Este varios reclusos denuncian con espanto un alarmante incremento en el nmero de casos de COVID-19. Se quejan de que no tienen agua suficiente para mantener las medidas higinicas, y de que como nico mtodo preventivo se est aplicando cantidades excesivas de cloro para limpiar y

LA HABANA, Cuba.- Desde la prisión habanera Combinado del Este varios reclusos denuncian con espanto un alarmante incremento en el número de casos de COVID-19. Se quejan de que no tienen agua suficiente para mantener las medidas higiénicas, y de que como único método preventivo se está aplicando cantidades excesivas de cloro para limpiar y fumigar, lo cual tiene efectos demasiado perjudiciales en asmáticos y alérgicos, que además son aislados cuando presentan episodios de tos intensa.

Yasser Rodríguez refiere que en ese centro penitenciario ya no se les hace a los internos la prueba para verificar si tienen la enfermedad. En lugar de eso, cuando algún preso presenta síntomas como fiebre, vómitos y diarreas, lo sacan de su compañía, lo trasladan con el resto de los contagiados con el SARS-CoV-2, y aíslan la compañía por 14 o 15 días. Añade que este proceder se repite cada vez que un preso muestra síntomas sospechosos.

Noel López González, por su parte, relata que en los últimos días han comenzado a sacar de sus celdas, cada noche, entre 20 y 40 presos con coronavirus. La primera noche los aíslan en el comedor (a donde ya no llevan al resto de los presos) y luego buscan dónde ubicarlos, pues en el hospital de reclusos del Combinado del Este ya no hay espacio para ellos. Añade que según presos que han trabajado allí y conocen el funcionamiento de la instalación, las condiciones higiénico-sanitarias son pésimas. También escuchó comentarios (de reos que colaboran con la Policía) de que falleció un preso del edificio 3 a causa de la COVID-19. Opina que son comentarios razonablemente creíbles, pues estos presos tienen acceso a más información por estar cerca de las autoridades.

Noel destaca que la humedad, el hacinamiento, la oscuridad y la falta de ventilación imperantes en la prisión constituyen condiciones ideales para la rápida propagación del virus. En el edificio 1, primer piso del ala norte (área incrementada), donde él se encuentra, su pasillo es de celdas individuales, pero el otro es de celdas para cuatro personas. Allí, según detalla López, recientemente le hicieron el PCR de urgencia a un recluso, que resultó positivo. Alrededor de las 6:00 p.m., la solución que encontraron fue aislarlo en una celda del mismo pasillo, pero cerca de las 9:00 p.m. se sintió tan mal que tuvieron que llevárselo con urgencia. Luego les hicieron el PCR a algunos internos de ese pasillo, pero no a los de todo el piso. Posteriormente se llevaron a otros dos positivos de la misma sección.

El propio López deduce que varios de los síntomas que sufrió recientemente parecen indicar que padeció de COVID-19. Agrega que informó de esos síntomas durante la pesquisa, pero al parecer las autoridades entendieron que ya no tenía necesidad de atención médica. Noel subraya que hay una gran cantidad de presos a los que, como a él, ya les corresponde el régimen de mínima severidad y que no obstante siguen encerrados, a pesar de tener buena conducta.

De recibir el beneficio, estarían en una granja, al aire libre, y además disminuiría el hacinamiento en la prisión: “En una celda de 6 metros de ancho por 12 metros de largo (menos el área del baño, aproximadamente de 6 m por 4 m)”, ejemplifica López, “hay 22 presos, más los maletines y demás pertenencias de 22 presos, más las toallas mojadas de 22 presos, más la ropa interior mojada de 22 presos”. López también escuchó que numerosos familiares de reclusos han protestado, tanto en persona como vía telefónica, por la peligrosa situación en que se encuentran los internos.

Sin dudas es difícil explicarse cómo es posible que esta y otras prisiones a lo largo de todo el país estén invadidas hasta tal punto de coronavirus, cuando las visitas familiares fueron suspendidas casi desde el comienzo de la propagación de la COVID-19 en la isla. Desde entonces, afirman varios reclusos, las únicas personas que entran y salen libremente de los centros penitenciarios son los militares que en ellos laboran.

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